
Por Redacción de Revista La Luz
El día siguiente a Rosh Hashaná, es decir el 3 de Tishrei, se observa un día de ayuno llamado: “Tzom Guedaliá” (ayuno de Guedaliá). Este ayuno es corto, es decir que comienza minutos antes de la salida del sol, a las 5.09 hs. y culmina a las 19.35 hs con la oración de Mariv.
Este ayuno fue ordenado por Nuestros Sabios para recordar el asesinato de Guedaliá Ben Ajikam, quien fue matado por Ishmael Ben Netaniá en la instigación del rey de Amón. Cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, destruyó el primer Bet Hamikdash (Templo de Jerusalem) y exilió al pueblo de Israel, permitió a un pequeño grupo de judíos quedarse en Eretz Israel (tierra de Israel), escogiendo a Guedaliá Ben Ajikam como su gobernador. Aquellos judíos que se habían escapado a Moav, Amón, Edom y otros países vecinos, retornaron a la tierra de Israel y cultivaron áreas que el rey babilonio les dió. Ellos cuidaron sus viñedos y disfrutaron un nuevo respiro de las opresiones anteriores. Sin embargo, el respiro fue muy corto, pues el rey de Amón era hostil y envidioso, y envió al judío Ishmael Ben Netaniá para que asesinara a Guedaliá.
En el mes de Tishrei, Ishmael llegó hasta Guedaliá en la ciudad de Mitzpé. A pesar de que a Guedaliá le fue advertido acerca de las intenciones de Ishmael, él no creyó lo que le contaron, pues consideró que eran sólo lashón hará (chismes) y está prohibido escuchar chismes sobre otro judío. Guedaliá recibió a Ishmael y le brindó honores, pese a cual Ishmael cumplió la misión que le encomendaron y asesinó a Guedaliá, el 3 de Tishri del año 586 aec (antes de la era común) y a muchos de los judíos que estaban allí con él, incluyendo al guardián que Nabucodonosor había dispuesto para su gobernador. Aquellos judíos que se quedaron en la tierra de Israel temieron por la retribución inevitable del rey babilonio y se escaparon a Egipto. De esta manera, los judíos que habían quedado en la tierra después de la destrucción del Templo y el exilio fueron dispersos, y la tierra quedó desolada.
Estos hechos están narrados en el Tanaj, en Irmiahú (Jeremías) cap. 40 y 41; y en Melajm Bet (Reyes II) cap. 25 y 26; y el ayuno fue establecido por los Amoraim en el Talmud Babilónico, en el tratado de Rosh Hashana 18b