Ariel Chernizki escribió en exclusiva para Revista La Luz un texto de opinión sobre los 15 años de la retirada unilateral del Estado de Israel de la Franja de Gaza.

Hace 15 años Israel se fue de Gaza, una decisión que aun incomoda a quienes están y estuvieron a favor y una decisión que les duele a quienes estuvieron o están en contra. La retirada unilateral de Gaza es un hecho que divide, incluso divide a un mismo individuo que ve puntos a favor y en contra.

El abordaje a esta temática es entrar en una herida que parece cerrada, hasta que se ve desde cerca. Al acercarse a la cicatriz se escucha el dolor y se ven las contradicciones. Cuando se busca ingresar al tema desde los datos y las consecuencias, los logros y los fracasos se encuentra que depende como se presenten estos, el resultado cambia.

El punto más claro es que Israel se retiró de Gaza y retiró toda presencia judía en la zona hace 15 años y lejos estamos de la paz, en esta misma semana se contabilizan 100 focos de incendio en el sur del país ocasionados por los globos incendiarios. Si lo dejamos así, entenderemos que ha sido un gran fracaso. Otros, y con razón, dirán que el hecho de que haya globos incendiarios y no una lluvia de cohetes Qassam es la demostración de un éxito. Pero ambas partes estarán de acuerdo en decir que la retirada de Gaza y la continuidad del conflicto demuestran que desde Gaza o desde sus “gobernantes” no hay voluntad de paz.

Que hoy no haya jóvenes militares teniendo que hacer custodias en Gaza, rodeados de un millón y medio de árabes, para así cuidar a judíos a lo largo de 21 asentamientos dispersos, cuando todos juntos entrarían perfectamente en una da las cabeceras del estadio Monumental, es decir en la cancha de River Plate, es un punto a favor. Mucho más el hecho de que Israel no tiene que estar garantizando la seguridad interna. Siendo a la vez un territorio con mucha menos historia en el Pueblo Judío que otros genera una aceptación mayor o al menos es tolerable por gran parte de la población del Estado hebreo. La existencia de una frontera clara, es un éxito que se puede exhibir. Por otro lado, ¿cuánto dinero ha gastado Israel en esa frontera? De tener Jaialim dentro del territorio, ¿Hamas hubiese podido hacer los túneles?

En estos 15 años ha habido tres conflictos bélicos, en cada uno cuando Israel estaba imponiéndose dio por terminada la incursión, a pedido de organismos internacionales, pero sin dar solución a los habitantes del sur de Israel y por qué no decir, tampoco a los habitantes de Gaza. Cada uno de estos frenos, alimentaron más el discurso victorioso de quienes consideran que gracias al combate violento Israel se retiró solo en el 2015. El mito victorioso de Hamas, de la Jijad Islamica, etc. se agigantó no solo con la retirada si no con el fin de cada incursión militar. Este es uno de los mayores costos de la retirada unilateral.

La desconexión no trajo una paz duradera, ni mejoras en la vida de la población de Gaza, ya que destruyeron incluso la infraestructura que lo judíos les dejaron, así como se han gastado gran parte de la ayuda económica mundial en construcción y armas para mantener el conflicto. El control violento del Hamas sobre el territorio no ha aportado ni paz a la región ni mejoras para el pueblo que dicen defender.

Es un desafío tratar de comprender los motivos que llevaron (justamente) a Ariel Sharon a tomar la decisión de semejante empresa. Pero a horas del acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos podemos estar influenciados por un cambio de paradigma en las relaciones diplomáticas de Israel que nos pueden llegar a encandilar a la hora de analizar la realidad de hace 3 lustros.

En estos 15 años el Hamás aumentó su poder y su capacidad bélica; la paz no llegó; el mundo sigue culpando a Israel, pero hay una normalización y una definición geográfica que permiten una contención de la situación y permitió girar una hoja, en el libro de la historia del conflicto. Resta garantizar la seguridad de los habitantes de los pueblos aledaños a Gaza.