Estimados iluminados lectores, la verdad que resulta sumamente dificultoso encontrar temas que puedan despertar la atención de quienes leen estas líneas buscando enterarse de las novedades que ocurren detrás de las bambalinas, esas que sólo los afortunados “amigos” de los comentarios maliciosos llegan a conocer.
Leyendo las últimas noticias sobre el acontecer político en Eretz Israel, y zoom mediante escuchando alguna conferencia de los especialistas, a miles de kilómetros de distancia, sin decírselo a la Roiter, y esperando que cuando esto se publique no lo lea, me da la impresión que don Biby la tiene difícil.
La Roiter, con quien hace muchas décadas que formamos una familia, si bien en las últimas elecciones apoyaba a los kananistas, tiene una admiración por el primer ministro israelí, que le molesta que lo critiquen. Yo siempre le digo “no es Yabo, ni Menajen, es un ser humano y por lo tanto comete errores”, pero no lo acepta y normalmente esa noche, cuando cenamos ni me dirige la palabra.
Volviendo a la situación que atraviesa Biby, casi todos los días vemos manifestaciones pidiendo que se vaya, que deje de ser primer ministro, y también contramanifestaciones que gritan a los que no lo quieren a Biby, mientras tanto los afectados por el coronavirus se mantienen por encima de los mil quinientos diarios y, por lo que se ve en los noticiosos, los manifestantes y contra manifestantes no mantienen el distanciamiento social y un alto porcentaje no se cubre con los tapabocas.
Hace unos días, quizás algo más de una semana se comenzó a publicar que podría disolverse está Kneset y que en noviembre habría nuevas elecciones, debido a que no se aprobaría el presupuesto para el corriente año, pues Biby quiere que sea anual y Ganz bianual.
Con la experiencia de ser un frustrado jugador de ajedrez, yo creo que la solución sería aprobarlo por 18 meses, es decir “empardar” las dos posturas, y según lo último que leí algo así quieren hacer,  pues las encuestas son por demás bastante preocupantes para el Likud y Kajol Laban.
Antes que comenzaran las manifestaciones contra Biby, el Likud triunfaba cómodo y con sus aliados tradicionales (partidos religiosos ortodoxos y Yamina) podría formar gobierno y desprenderse de Azul y Blanco o por lo menos imponerle condiciones.
Cinco o seis semanas después, las encuestas muestran un panorama distinto, el Likud disminuye su caudal, aumenta significativamente el de Yamina, y los opositores a Biby suben un poco su caudal, a la vez que los líderes de los partidos religiosos ortodoxos afirmaron hace un par de días que de tener que efectuarse una nueva elección no apoyarían automáticamente a Netanyahu para que sea primer ministro.
La reacción de Biby en estos días fue afirmar en cada medio que pudo que no estaba interesado para nada en que haya nuevas elecciones.
Uno de los artículos interesantes que leí en estos días, y que recomiendo, escrito por un rabino ortodoxo, titulado “El síndrome del impostor: Una visión judía” (https://www.aishlatino.com/a/s/El-sindrome-del-impostor-Una-vision-judia.html?s=mm)
A lo largo de nuestra milenaria historia judía los impostores han existido (falsos profetas, falsos mesías,  por ejemplo) y posiblemente existan, y en más de una oportunidad el resultado de una elección no tiene nada que ver con lo que indicaban las encuestas, y eso lo saben muy bien los políticos y los dueños y directores de las encuestadoras.
Lo que a este jubilado de Abasto le gustaría es que algún conocido le contara, es qué dijo Biby cuando se enteró de la disminución de los miembros de la Knesset que las encuestas le adjudican al Likud; o Sara, la esposa de Biby, cuando se enteró que aproximadamente un 15% de los encuestados consideran que Bennett podría ser el reemplazante de su marido; o Lapid, el actual jefe de la oposición, cuando ve que su partido sube y el de Ganz, se reduce a la mitad; o Liberman cuando escucha que los jaredim, pueden romper con Netanyahu.
A partir del momento en que comenzaron la manifestaciones y contramanifestaciones se hizo pública una interna dentro del Likud, donde algunos miembros de la Kneset están disconformes con la manera de actuar del presidente de la bancada parlamentaria, un hombre de absoluta confianza por el momento del primer ministro, quien les dijo a los que critican que, de esa manera el Likud no puede gobernar.
Que en un partido político haya disputas internas es común, y que el líder tenga que imponer el orden para nosotros en Argentina es muy conocido, no nos olvidemos los que hizo “El General” con los diputados díscolos a principios de los años ’70; y en Israel varios de los que hoy lo enfrentan (a Biby) formaron parte de su equipo de colaboradores más cercanos hasta que por motivos que se inducen fueron apartados.
En lo personal, dos situaciones me llaman la atención, la primera es que quien enfrentó a Biby en la elección interna, Guideón Saar, no figure entre los mencionados miembros de la Kneset molestos, cuando Netanyahu no lo tuvo en cuenta para otorgarle ningún cargo de responsabilidad ministerial, que tradicionalmente le hubiera correspondido, es una toma de posición, que como no tenemos quien me la cuente no puedo decírsela.
La segundo, que el ex embajador de Israel en las Naciones Unidas, Danny Danon, cuando le preguntan sobre su futuro, en un reportaje efectuado a mediados de julio, respondió “Ahora planeo usar las habilidades, el conocimiento y las conexiones que hice a lo largo de los años para apoyar al país que amo. Todo es muy dinámico en Israel. Pasaré mis primeros días con mi familia. ¡No he visto a mi madre en más de un año! Luego volveré mi atención a los asuntos públicos”, y en una nota aparecida los primeros días de agosto, manifestó “Apoyo al primer ministro. Pero estoy seguro que en el futuro, cuando llegue el momento, podré contribuir al liderazgo del partido al que pertenezco de una manera muy significativa”.
Infiero que estos dos políticos relativamente jóvenes (Saar 53 años y Danon 49 años) actúen como lo están haciendo, significa que están esperando su momento, como también lo deben estar aguardando Lapid, Bennett, Ganz, Liberman y todos los políticos israelíes que aspiran a gobernar Israel.

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