La historia de la humanidad la solemos conocer según la historia de las matanzas y las guerras, el siglo XX no solo se mató como nunca, también nos dejó el legado de la reglamentación de las guerras. Puedo entender, por más que no lo comparta, que hay gente que considere la violencia como una herramienta política. No todos los que tienen estos puntos de vista coinciden en quienes pueden hacer uso de está, hasta donde el uso de la fuerza es válido en manos de un Estado para “contener” a su población, o hasta qué punto un Estado lo puede usar contra elementos externos o internos para proteger “la Patria”, el “Estado de derecho”, los intereses económicos del país, ayudar a otros países y podemos seguir así por varios renglones.


El tema de la violencia y la política también consta con un romanticismo que le da matiz de héroes a quienes se embarcan en estas empresas. Más aún suelen estar validados cuando son reacciones a las opresiones. Quiero liberar estos párrafos de toda consideración ética o moral, en otras líneas tendremos espacio para eso. Para ir a un caso en el que nos pongamos todos de acuerdo, creo que todos instintivamente y antes de cualquier argumento que venga a fundamentar, estamos todos de acuerdo en que “bancamos” a los partisanos y admiramos su espíritu de lucha. La sola idea de que un grupo se organice, tal vez resigna comer con el poco dinero que obtienen y compren armas para pelearle a al ejército nazi nos genera admiración.


Otro punto a no tocar aquí, es la típica idea de igualarnos con lo diferente cuando buscamos diferenciarnos con otros. Llamemos a esto el peligro de la solidaridad en la internacionalización de sectores. Es decir: como soy de izquierda, las organizaciones de izquierda del otro lado del globo son mis compañeros de lucha. Pero a su vez estoy en contra de los gobiernos opresores y si resulta que los del otro lado del globo son opresores de izquierda tengo que anularles una de las dos características. “No son de izquierda realmente” o no son opresores “ ¿vos sabes con quienes están luchando?” y esto pasa con todos, derecha, republicano, sindicalistas, artistas etc.


Dicho esto. El uso de la violencia y del terror como materia suele generar que se fundamente cualquier cosa. Esto no es un gran problema salvo cuando el que lo fundamenta no es consciente de lo que justifica y no lo hace por convencimiento ideológico, pragmatismo o cinismo, si no porque se comió un buzón.


El día que se escriben estas palabras se cumplen 19 años del atentado a la pizzería Sbarro. Ese día hubo gente que quiso comer una pizza, que le compraba una porción de pizza a su hijo y que encontraron la muerte, una muerte planificada por la organización terrorista – islámica – árabe – “palestina” Hamas. El terrorista suicida Izz Al-Din Al-Masri se comió una porción de pizza y luego se inmoló, asesinando a 15 personas, siete de ellas niños, e hiriendo a otras 130.


Siempre podrá haber algún distraído o justificador serial que hable de los pobres… o quien diga que un loco que se suicida, inmolándose no representa a la organización. También estará quien diga que la Autoridad Palestina confronta con Hamas y así otras cosas. Por todo esto quiero contar algunas cosas, algunos datos concretos que las partes involucradas reconocen con orgullo.


Ahlam Tamimi es la persona que se encargó de la logística, quien puso la bomba en un estuche de guitarra y se lo dio en mano a Izz Al-Din Al-Masri. Tamimi vive en el Reino de Jordania y hace un año y medio dio una entrevista donde dijo “No me arrepiento”. Hasta irse a Jordania la A.P. le dio 51.836 dólares. Ocurre que  la Autoridad Palestina paga 7.321 dólares por mes a los terroristas de Sbarro y sus familias, según publicó The Jerusalem Post. Así el fabricante de la bomba recibió 213.848 y se calcula que la familia de Al-Masri recibió un total de 53.689 dólares. Es decir casi $320 mil dólares, solo a posteriori del atentado. Si incluimos los gastos del armado del atentado podemos darnos una idea de lo que la organización terrorista gasta en hacer atentados.


Hace 18 años se aprobó y empezó a construir la barrera de seguridad, conocida con varios nombres, muchos de ellos incluyen la palabra muro, ya que una parte de esta es de material, si bien la mayor parte es de rejas. Esta es la que contiene los famosos “check point”. Esta valla criticadísima salva vidas y probablemente hubiese servido para evitar la masacre de Sbarro.


Recordamos a quienes fallecieron como víctimas del atentado y a quienes lo ocasionaron.

Por Ariel Chernizki

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