Este año se ha convertido en un año diferente, inusual, que nos exige la mayor creatividad y capacidad para convertir las dificultades que genera la pandemia y la cuarentena en oportunidades. Es por eso que los madrijim y sus instituciones pasaron de dar peulot presenciales a peulot virtuales. Y en esta realidad, pasamos de un ámbito conocido a uno desconocido. Sobre la marcha atravesamos experiencias y aprendemos, probamos, avanzamos y retrocedemos.

Hadrajá, divino tesoro transmisor de nuestra cultura que no se paraliza frente a los desafíos, sino que los enfrenta. No sólo sostienen la actividad semanal de las kvutzot (grupos), desde los más chiquitos (2 años) hasta los más grandes (5to. Año); sino que continúan con las llamadas telefónicas semanales a sus janijim y agregan encuentros virtuales durante la semana para mantener el contacto, a través de las redes sociales.

Algunas de las preocupaciones que comparten los madrijim/ot tienen que ver directamente con el funcionamiento de la tecnología; como ser la posibilidad de que falle en la mitad de la peulá o el cansancio que genera este tiempo largo de encierro de estar frente a la computadora.

Pero, es de destacar, que las máximas preocupaciones tienen una dirección hacia la virtualidad del espacio y tiene que ver con los vínculos madrij/á-janij/á; madrij/á-madrij/á. Se refieren a la angustia por no poder abrazar a los janijim/ot; la frustración de tener que silenciarlos para poder explicar un juego o no poder ayudar a un janij/á cuando llora por no estar junto a él/ella; la preocupación por la dificultad para explicar las peulot y la desprolijidad que se produce a veces entre los co-madrijim en el zoom.

Sobre estas dificultades encuentran también algunas alternativas de solución: se reparten

todos los archivos y tienen un plan b y la posibilidad de improvisar si la tecnología falla. Con los janijim/ot se comunican luego si hubo alguna dificultad, a través de videollamada para acompañar y tratan de estar pendientes de lo que vaya sucediendo.

Pero la virtualidad también trae beneficios: es más fácil hacer materiales para los janijim/ot; se convierte en un desafío constante para llevar lo mejor a la peulá; potencia y prepara a los madrijim/ot para estas y otras situaciones, les llena la mochila de recursos; tienen la posibilidad de recibir janijim que viven lejos de las Instituciones y que de otra manera no llegarían a la peulá; arman encuentros informales que permiten conocer más a los janijim/ot; aprenden a usar la computadora; al estar los janijim/ot en sus casas pueden usar más recursos que hay en ellas. La virtualidad les lleva más tiempo semanal pero no es visto por los madrijim/ot como algo negativo sino como algo positivo.

Algo para destacar es que no se debe prejuzgar que en todas las casas sepan utilizar los recursos tecnológicos. Es necesario hacer llegar la información de cómo utilizarlos.

Agradezco la participación para esta nota de: Nico, Ivo, Mica, Shaiu, Flor, Cami, Juli, Nicky y Lara de Bar Kojba, Bet Hilel, Ioná, Kadima, Mi Refugio, Dor Jadash que ante la pregunta:

¿Peulá presencial o peulá virtual?

La respuesta unánime fue peulá presencial, porque

  • Se ganan valores
  • Con el contacto es más fácil llegar al otro
  • Me puedo expresar más
  • Te permite mayor contención
  • Hay más conexión con los chicos
  • Estamos todos en el mismo mundo que creamos

Al estar intermediados por una pantalla el vínculo se ve alterado, el estar cara a cara en un mismo lugar genera un clima especial que le da a la peulá un marco adecuado para su desarrollo. Este año muchas actividades se verán modificadas: majanot, nochadas y quién sabe cuántas más, pero los madrijim/ot, nuestros madrijim/ot no se dan por vencidos y desde el inicio del año hasta el último día de peulá seguirán diciendo presente en la virtualidad o en la presencialidad, para seguir con la transmisión de una cultura milenaria.

Kol Hakavod

Lic. Y Counselor Graciela Polonsky

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