Crédito: Amos Ben Gershon / GPO

Estimados iluminados lectores, nuevamente tengo que explicarles el motivo del porqué no me conecté con ustedes desde hace más de un mes. En primer lugar, la tragedia ocurrida la noche de Lag BaOmer, en Merón, con su secuela de decenas de fallecidos me hizo decidir que por respeto a las familias afectadas, entre ellas una de nuestra comunidad, era conveniente postergar nuestra virtual comunicación por unos días, y considerar que, una buena oportunidad para reiniciarla sería luego de la conmemoración de Iom Ierushalaim.
Creía en esos momentos, que sería una buena oportunidad comentar los actos que la comunidad realizó para celebrar el 54º aniversario de la reunificación de la ciudad capital del pueblo judío, a la vez que reseñar las alternativas políticas que enfrentó don Biby, al no poder lograr formar la coalición gubernamental que le garantizara su continuidad como primer ministro y observar cómo el presidente Rivlin le encargaba a Yair Lapid la posibilidad de conformarla.
Todo ello matizado con algunos hechos por demás llamativos, ocurridos en Eretz Israel, por ejemplo que un misionero cristiano se hiciera pasar por un judío jaredí en el seno de una comunidad ultra observante de la Halajá.
Pero volví a suspender nuestro contacto, debido al inicio de la escalada de disparos misilísticos desde la Franja de Gaza por parte del Hamás, y también de la Jihad Islámica, algunos de los cuales llegaron hasta Ierushalaim al inicio de los ataques y que durante los once días de combates, en lo que los israelíes denominaron operación “Guardián de los Muros”, sumaron más de 4.000 disparos, a lo que se les debe agregar los enfrentamientos entre ciudadanos israelíes árabes y judíos en ciudades donde son vecinos.
Establecido el “alto el fuego”, y al igual que LA LUZ pública las impresiones de Israel Hayom, Eitan Behar y de Víctor Zajdenberg sobre las alternativas de este conflicto y su futuro, creo que llegó el momento que este Jubilado de Abasto también les haga conocer las suyas.
En primer lugar quiero dejar bien en claro que lo que voy a decirles es el fruto de haber estado leyendo y escuchando lo que difunden los medios, tanto israelíes, internacionales y locales, entre los que se destacan algunos específicamente judíos.
Israel, tanto por los Acuerdos de Abraham como por la rapidez que pudo dominar la pandemia del Covid 19, tuvo una importante difusión mediática en la que se resaltó su poderío económico y también la dificultades políticas internas que no le permitían tener un gobierno estable desde hacía unos 24 meses.
A su vez Hamás, esperaba ansioso la realización de las demoradas por 15 años de elecciones palestinas que debían realizarse el 22 de mayo, donde todas las encuestas indicaban que el grupo terrorista gobernante en la Franja de Gaza se impondría ampliamente a la OLP y quedaría al frente de la Autoridad Palestina.
Aduciendo que las autoridades del Estado de Israel no permitirían la participación de los palestinos que viven en Ierushalaim, porque luego de la reunificación no lo consideran un territorio palestino, Abas – el actual presidente de la Autoridad Palestina – suspendió el acto electoral.
Mientras tanto era sabido que desde el 2014, cuando culminó el conflicto “Operación Margen Protector”, pese a todos los aparentes controles, el Hamas se había pertrechado con una gran cantidad de armamento, en especial cohetes de corto y mediano alcance, y construido una red de túneles debajo de la ciudad de Gaza, que denominaron “El Metro” para instalar en ellos oficinas y pertrechos militares.
Israel no se había quedado de manos cruzadas, pues había destruido en gran parte los túneles de ataque que el Hamás pensaba utilizar en el 2014 para atacar las poblaciones civiles aledañas a la Franja de Gaza, perfeccionado su sistema contra misilístico “Cúpula de Hierro”, a la vez que se había dedicado a vigilar los avances tecnológicos del desarrollo nuclear iraní e impedir el accionar de la fuerzas sirias en su frontera norte.
No es en vano pensar que los líderes políticos, y posiblemente también los militares, consideraran que ante la suspensión de las elecciones palestinas, que todo indicaban que ganarían, debían demostrar su poder, y que mejor para ello que atacar a Israel, que seguramente demoraría en responder debido a su conflicto político interno, la lucha contra la pandemia, y la disputa con los Estados Unidos por la intención del gobierno de Biden de volver a negociar con Irán un acuerdo nuclear.
Pero la respuesta fue inmediata, y también el incremento de la escalada militar: Hamás y la Jihad disparaban mucho más cohetes que en las ocasiones anteriores, e Israel atacaba solo utilizando bombardeos aéreos y la artillería emplazada alrededor de la Franja de Gaza.
Al igual que en 2008, 2012 y 2014, Estados Unidos, Egipto y los países de la Unión Europea comenzaron a presionar para lograr un “alto el fuego”, y si bien se acusaba a Israel de utilizar una represión a los ataques que recibía muy superior a lo necesario, se debe reconocer que en esta oportunidad fue menor que en otras ocasiones.
Lógicamente el “alto el fuego” tuvo que ser aceptado por las dos partes, y sé que hay muchos que están muy enojados con Netanyahu por haber aceptado las presiones del presidente de los Estados Unidos de que deje de atacar al Hamás, y hasta están los que lo critican por no haber ordenado al ejército israelí ingresar en la Franja de Gaza, ya que sostienen que esto beneficiará al Hamás, que es tan solo una posible larga tregua hasta el próximo enfrentamiento pues el Hamás volverá a pertrecharse.
Desde Buenos Aires, como desde cualquier otro país, considero tres cosas que se debemos tener muy en claro: la primera, que al no vivir en Israel y no tener que correr a los refugios en segundos es fácil apoyar o criticar al gobierno israelí, pues no fue sólo Netanyahu el que aceptó el “cese del fuego”, o esta “posible larga tregua hasta el próximo enfrentamiento”; la segunda, que es cierto que Hamás utilizará esta “posible larga tregua hasta el próximo enfrentamiento” para volver a armarse y poder atacar nuevamente, pero Israel, para repeler esa posible próxima agresión también utiliza pertrechos que deben ser repuestos, y que también deberá reconstruir toda la estructura edilicia que los misiles han destruido, además de instalar más refugios fijos y tener una mayor cantidad de refugios móviles para instalar en los lugares que puedan ser atacados.
Y tercero, no debemos olvidarnos que esta “posible larga tregua hasta el próximo enfrentamiento” puede servir, o mejor dicho debería servir para evitar la profundización de los enfrentamientos entre los ciudadanos árabes y judíos, para que los expertos en ciencias sociales y políticas puedan actuar.
Si la pandemia del Covid 19 generó un virulento aumento de ataques judeofóbicos, que terminan incluyendo no solo el tradicional antisemitismo sino también el antisionismo y el antiisraelismo, es evidente que la operación “Guardián de los Muros”, los potenció, pero sobre este aumento intentaré referirme en una próxima comunicación,
Por último, quiero decirles que este Jubilado de Abasto cree que la función de quienes vivimos en las diversas comunidades judías diaspóricas es apoyar al Estado de Israel, expresándolo activamente en las redes sociales, en las conversaciones con nuestros familiares, amigos o conocidos, y también con acciones como las que hace unos pocos días llevaron a cabo jóvenes de las tnuot (movimientos juveniles sionistas) Betar y Bnei Akiva, reuniéndose para demostrar su apoyo al Estado de Israel en la plaza homónima ubicada en los bosques de Palermo de la ciudad de Buenos Aires.

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