Las imágenes de Gaza que circulan por todo el mundo son el producto de una campaña bien planificada por parte de los magos de las relaciones públicas del Hamás. Cada persona herida es un engranaje útil en esa máquina bien engrasada, y cada persona muerta es más combustible para verter sobre la llama de la incitación del Hamás.
Esta horda agitada, oprimida sin piedad por una organización terrorista que durante más de una década ha aplastado cualquier posibilidad o esperanza de un futuro mejor, no es más que carne de cañón a los ojos de los líderes del Hamás. No solo envían a niños llenos de odio a romper la cerca fronteriza para sembrar destrucción y derramar sangre israelí, sino que los envían a morir para explotar sus muertes. En completo contraste con Israel, Hamás da la bienvenida a cualquiera de los siguientes resultados: el asesinato de israelíes o la muerte de los habitantes de Gaza. Ha llegado el momento que la comunidad internacional se dé cuenta que al condenar a Israel solo apoya esta ecuación destructiva.
Los israelíes aprendieron esto hace mucho tiempo, sin embargo, el mundo se niega a entender que cuando los palestinos dicen “días de furia” lo que quieren decir es “días de terror”. Que cuando los palestinos dicen “derecho al retorno”, lo que quieren decir es “destrucción de Israel”. Y que cuando dicen “manifestaciones pacíficas”, lo que quieren decir es “incitación y violencia”. Vandalizar y quemar el cruce fronterizo de Kerem Shalom, una arteria vital para el paso de mercancías y la ayuda humanitaria a Gaza, es solo otro ejemplo de la total falta de preocupación de parte del Hamás por el bienestar de los residentes de la Franja.
Todo ciudadano israelí sabe, como cualquier persona con sentido común debería saber, que si esta turba enfurecida y desencadenada violara la cerca fronteriza y cruzara hacia Israel, las comunidades del área de Gaza rápidamente enfrentarían el mismo destino que el cruce Kerem Shalom. Si decenas de miles de alborotadores armados con armas incendiarias y dispositivos explosivos invadiesen la frontera de otro país, toda la predicación y los llamados a la moderación se evaporarían en el aire. Ningún país soberano se comportaría de manera diferente e incluso podemos suponer que las cifras de víctimas serían exponencialmente más altas.
Mientras que los Estados Unidos bajo el presidente Donald Trump son plenamente conscientes de estos hechos y ven la realidad con claridad, muchos en todo el mundo prefieren ser engañados por el liderazgo palestino y la manipulación cínica y brutal del Hamás. Usar la transferencia de la Embajada de EE.UU. a Jerusalén como excusa o justificación para la violencia palestina no pasa la prueba de realidad. El tema de la embajada es simplemente el último en una lista interminable de excusas palestinas para la violencia contra Israel. Precisamente por esta razón, la reubicación histórica de la embajada fue un paso necesario y correcto para enfrentar el terror y las amenazas palestinas, así como la presión internacional.
Israel sabe que no puede ceder ante la campaña de terror y propaganda violenta de Hamás. Continuará presentando los hechos y la verdad… y continuará defendiéndose a toda costa.
Publicado en hebreo en Israel Hayom el 15/5/2018 y traducido por Hatzad Hasheni