
Reproducimos el discurso pronunciado el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz durante el evento anual llevado a cabo por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA):
“Hay momentos en los que el mal libera todas sus fuerzas sobre el mundo y se manifiesta en su versión más pura e inequívoca. Se convierte en un Mal radical. Eso es lo que ha sucedido en Israel.
Hombres y mujeres han sido víctimas de un salvajismo brutal. Bebés decapitados, violaciones masivas, ancianas secuestradas, familias enteras masacradas mientras dormían, jóvenes fusilados mientras bailaban por la paz. Toda esa barbarie ha sucedido no necesariamente porque las víctimas fueran destinatarias singularizadas del odio de los perpetradores. Ha sucedido, más bien, porque las víctimas eran el testimonio viviente de dos hechos que los perpetradores niegan y abominan: la existencia del pueblo judío y la del Estado de Israel.
Frente a esta atrocidad no hay ambigüedades posibles. Y la indiferencia sería moralmente perversa. Tampoco hay lugar para la justificación. Intentar una justificación no haría sino incrementar el despropósito de la ofensa.
Hechos de esta naturaleza nos fuerzan a sacar varias conclusiones. Primero, que el Estado de Israel —como todo Estado— tiene el derecho a defenderse y el derecho a defender a los suyos. En realidad, debemos entender que no tiene opción porque, además del derecho a defenderse, tiene la obligación de hacerlo.
En segundo lugar, lo que sucedió exige que el mundo entero, y en especial las democracias occidentales, apoyen a Israel en su difícil trance. El desafío de Israel es complicado porque la defensa tiene que ser eficaz, de modo que estos hechos no vuelvan a ocurrir jamás. Pero también porque es difícil limitarse a seguir reglas cuando se enfrenta a un grupo terrorista cuyo objetivo declarado es exterminar al pueblo agredido. Israel debe actuar a la altura de los ideales morales que ha defendido a lo largo de su existencia y que su existencia corporiza.
Los argentinos, judíos y no judíos, también debemos llegar a conclusiones que nos interpelan especialmente.
Hoy hay más de 200 rehenes en manos de Hamas y casi el 10% de ellos son argentinos, entre ellos un bebé de nueve meses. La mitzvá, el mandamiento de pidyon shvuyim o de rescate o liberación de los cautivos, es un valor fundamental de la tradición judía. Según Maimónides es el mandamiento más importante. Pero no hace falta ser judío o estar versado en la tradición para advertir que los argentinos, judíos y no judíos, tenemos la misma obligación. Así como ningún ejército que se precie puede dejar a sus heridos en el campo de batalla, ningún Estado que quiera generar la obediencia de sus ciudadanos puede dejarlos a merced de la barbarie. Por eso la Argentina tiene un deber adicional a los de otros países del mundo civilizado: la Argentina debe reaccionar.
Por esta razón quiero hacer una exhortación y lo quiero hacer en esta convocatoria de la DAIA. La DAIA es una de las organizaciones de la sociedad civil que desde 1935 lucha contra el antisemitismo y la discriminación y en favor de la convivencia y el diálogo interreligioso. Vela además por la seguridad de la comunidad judía. En este marco institucional quiero aprovechar la presencia de los dos candidatos a la primera magistratura de la Nación y decirles cuál es la reacción que muchos de los que estamos aquí esperamos. Tenemos la esperanza de que, llegados a la presidencia de la Nación, sabrán comprometer todos los recursos a su alcance para intentar las opciones diplomáticas y las previstas en el derecho internacional para obtener la libertad de los secuestrados y su pronto regreso a casa.