A partir de la visita a las comunidades judías de San Luis, Mendoza y Bahía Blanca LA LUZ entrevisto en exclusiva al Rabino Yosef Garmon nacido en Jerusalem: es conferencista, autor de algunos libros y presidente/fundador de la ONG internacional “Coalición Humanitaria” que se dedica a ayudar al prójimo, tanto en Israel, en como en todo el mundo.

-¿Cuál es el motivo de su visita en la Argentina?

-Estuve en las comunidades de San Luis, Mendoza y Bahía Blanca gracias a un proyecto que desarrolla el Ministerio de la Diáspora de Israel junto con OTS AMIEL BaHakeilá, la AMIA y el Vaad Hakeilot. Este proyecto se desarrolla en 80 comunidades del mundo que tengan menos de 15.000 habitantes y, tiene como objetivo, fortalecer la conexión de esas comunidades con el Estado de Israel por medio de charlas y actividades. También hacemos una evaluación de las necesidades que tiene cada comunidad y qué proyectos se pueden desarrollar en conjunto.

-¿Cuál fue la recepción de las actividades que desarrollaron por parte de las comunidades que visitaron?

-Tuvimos una alta participación. Hicimos varias actividades con la comunidad y con la Mesa del Diálogo Interreligioso, que es parte de mi trabajo a nivel mundial, para ver cómo podemos llevar a la acción la cuestión humanitaria que tenemos en común: un niño que tiene hambre o una familia que tiene necesidad no tiene bandera política o religiosa. Sabemos desde Génesis que D`os creo al mundo con mucha variedad, pero tenemos un mismo origen. Esas comunidades tienen la responsabilidad de representar a Israel frente a la sociedad local. Me gustó mucho que en las comunidades de Bahía Blanca y San Luis tienen una participación honorable dentro de la mesa del diálogo.

El judaísmo tiene un concepto que es el Tikum Olam (justicia social) ¿Cómo surgió la fundación de la ONG Coalición Humanitaria?

-El proyecto surgió a partir de una necesidad: cuando viví en Guatemala había un joven que se cayó de la moto y quedo herido, pero por falta de conocimiento del idioma o por no estar conectados con los servicios de emergencia del país fue muy difícil poder asistirlo. A partir de este incidente, abrí una filial de la organización que tiene sede en Israel, Crisis Humanitaria que capacita a personas para primeros auxilios, rescate ligero, etc. Comenzamos a capacitar a personas en Guatemala con un curso avalado por Naciones Unidas, poco tiempo después, sucedió la erupción del volcán en Guatemala y los primeros que fueron a ayudar son las personas que capacitamos. A partir de ese momento comenzó a crecer la organización. No estamos solamente en América Latina, también, nos desarrollamos en Ucrania, Turquía, Siria, Nepal, India, entre otros países. Podemos vivir en diferentes lugares y creer en diferentes religiones, pero la necesidad siempre va a seguir siendo la misma: alimentarnos, hidratarnos, educarnos y tener buena salud. Este es un trabajo primero, que como bien dijiste, del judaísmo a través del Tikum Olam. El primer libro del judaísmo, El Génesis, no habla del judaísmo, sino de las personas, del mundo, y la obligación nuestra de hacerlo. Además consideró que es el único remedio contra el antisemitismo: hablar en contra del antisemitismo es bonito, pero no trae una solución, pero cuando traemos luz automáticamente se aleja la oscuridad. Lo veo en muchos países, incluso en países árabes, que no aman a Israel, siempre encuentro personas que me dicen: “Amo a Israel”, no nada más porque está escrito en la Biblia sino porque veo que Israel es parte de la solución, no del problema. Israel ayuda, aporta e ilumina. Tenemos que unirnos todos bajo este concepto.

-¿Qué otro tipo de ayuda brinda la organización que preside?

– Hay proyectos fijos y otros proyectos que surgen a partir de las necesidades de cada comunidad: traemos medicamentos de Estados Unidos; tenemos clínicas gratuitas; plan de alimentación en contra de la desnutrición y una plataforma online de educación. La educación, ese es uno de los regalos del judaísmo al mundo: cuando Moisés sale de Egipto, no le dicen que construya pirámides sino que le enseñe a los hijos. Hoy en día es muy normal la educación, pero antes no existía. Yo creo que si queremos cambiar un país y eliminar la pobreza solo es posible a través de la educación.

– Estuvo en las comunidades de México, Cali (Colombia) y Guatemala ¿por qué es tan apasionado por Latinoamérica?

-Me gusta la gente. Viví en Canadá y en Europa, pero en Latinoamérica siempre me siento en casa. Tengo una hija que nació en Colombia y mi hijo en Guatemala, entonces tengo familia latina. Cuando voy a visitar las comunidades siempre les digo que tienen que apreciar, primero, la belleza de la gente: uno cuando entra a un ascensor todos te saludan, eso no pasa en otros países. Además América Latina tiene la belleza de la naturaleza; es la bendición de D´os en la tierra.

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