“A mi me gusta gestionar”, así se define Ricardo Furman en una entrevista presencial que realizamos en las oficinas de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) donde afirmó que a partir de su pasión por el judo comienza a involucrarse en la dirigencia comunitaria en el Club Naútico Hacoaj a partir del 2004.

Furman, 66 años, casado, su esposa es profesora de educación física, y tienen dos hijos y dos nietos. Se recibió en la Universidad de Buenos Aires de Contador Público y realizó diversos cursos de posgrado especializados en Management. En 1992 ingreso a una importante empresa internacional de consultoría financiera en donde se desempeña, en la actualidad, como director de Relaciones Institucionales.

Nos comentó que a los 17 años se asoció a Hacoaj después de que sus amigos, con los cuáles iba a la Sociedad Hebraica Argentina, comenzaron a practicar remo:“Toda mi vida práctique deportes: hice tenis, padel, básquet, remo, incluso, de joven estuve cerca de probarme en las inferiores de Boca Juniors”. Furman se involucra cada vez más con la practica del judo “por el entusiasmo de sus hijos” comienza a integrar la Subcomisión de Judo en el club. Como judoca es cinturón negro, tercer DAN, participó de algunos campeonatos metropolitanos y de 6 Macabeadas Mundiales: tres como delegado y tres como deportista, la última, fue en el 2022,en la categoría de veteranos donde obtuvo la medalla de plata.

Su incursión en la subcomisión provocó que comience a tener más visibilidad: “En el 2004, Alejandro Filarent triunfa en una famosa elección donde participan tres listas. Yo tenía una buena relación con él por la subcomisión y, Alejandro, me pide que lo ayude con el tema del marketing de la campaña de la manera más profesional. Fue una elección muy reñida y votaron 2000 socios”.

A partir de ese momento comienza a tener un vertiginoso asenso como azskàn dentro del club: primero como vocal, luego como protesorero, secretario general, y en 2008, lo eligen como presidente de Hacoaj hasta el 2012: “El club tenia una situación económica complicada. Lo saqué adelante realizando una ingeniería financiera. Debo reconocer que todos de la comisión directiva colaboraron para sacar el club adelante. Después de 2 años pudimos solucionar los problemas económicos”.

Analizando en retrospectiva sus años como presidente de Hacoaj en dos períodos afirmó: “Estuve en el momento que tenía que estar. En ese momento el club necesitaba un mánager, no un dirigente político o un inspirador”.  y, además agregó: “A mi encanta el management, me gusta gestionar”.

A partir de su incursión como azskàn en el club de Tigre se comienza a involucrar en lo político comunitario convirtiéndose en vicepresidente primero de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas desde el 2012-2015 en la cadencia de Julio Schlosser. Actualmente es parte de la gestión de Jorge Knoblovits como vicepresidente de la Fundación Amigos de la DAIA y asiste en la parte de tesorería.

Sobre el final de la entrevista Furman, afirmó que no le gusta “acumular cargos” y que es un hombre “flexible, disciplinado y contemporizador” en términos dirigenciales. Finalmente  nos manifiesta una reflexión respecto de la dirigencia comunitaria actual: “Las grietas extremas no conducen a ningún lado. Las únicas sociedades, empresas y familias son exitosas cuando tienen dos cosas en común: la ética y la construcción de consensos.  No pueden existir dos personas y que no tengan puntos en común Todos podemos buscar puntos en común. Esto es aplicable a la sociedad argentina y, también, al accionar de la comunidad”.

Foto gentileza de la página de EY.

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