
Por Redacción Revista La Luz
Sorprendió que se difundiera la noticia que en la provincia de Tucumán, por orden de una Fiscalía Federal, fueron detenidas dos personas acusadas de “en el marco de una investigación por haber planificado y anunciado atentados contra la comunidad judía de la provincia”, es una pregunta que desde estas páginas nos hacemos.
Al igual que interrogarnos si los reiterados tweets de Alberto Jorge Samid, de neto corte antijudío, deberían asombrar; como nos llaman la atención la reiteración de ciertos hechos que ocurren en la provincia de Córdoba: la agresión que sufrió una familia jaredí en La Falda, las pintadas de cruces esvásticas en la acera de una pequeña localidad de la misma provincia o que se detonara un objeto en la cercanía de una institución judía en la zona céntrica de la ciudad de Córdoba.
También las amenazas que recibió el presidente de la DAIA, el Dr. Jorge Knoblovits, son un símbolo de que en la Argentina también están ocurriendo hechos similares a los que se producen en otros lugares del orbe, que por suerte no han tenido, hasta el momento, las trágicas consecuencias de los producidos en otras latitudes.
El aumento del antisemitismo es un tema del que se viene hablando desde hace ya bastante tiempo, al que con la pandemia del Covid-19, se le ha sumado toda una legión de utilizadores de las redes sociales que acusan a los judíos, en general, tanto de ser los causantes como los beneficiarios de las situaciones que esta epidemia genera.
Pero a la vez creemos, y en ciertas oportunidades en estas páginas se ha planteado, que las máximas instancias de conducción de nuestra comunidad deberían tener protocolos específicos para cada posible situación y difundirlos a los miembros de la comunidad
Denunciar y llevar a la justicia a quienes se puedan identificar como antisemitas activos, es decir que estén planificando efectuar hechos antisemitas es muy importante, pero también lo es, a nuestro entender, encontrar la manera de generar en los miembros institucionalizados de todas las comunidades judías del país la responsabilidad de denunciar cada uno de los hechos judeofóbicos y antisemitas del que tengan conocimiento.
Es sabido, y muy ponderado, la labor que realiza el Centro de Estudios Sociales de la DAIA, al registrar los incidentes antisemitas que llegan a su mesa de trabajo, pero en esos informes anuales permanentemente observamos que la gran mayoría de los mismos, quizás excepto los que se producen en las redes sociales, corresponden a la ciudad de Buenos Aires y a la región del Gran Buenos Aires.
A nuestra manera de entender el mensaje de esos Informes no incluye algunos hechos que se producen en el interior de la Argentina debido a que no les llega la información a sus redactores.
Ante el aumento de incidentes que se están produciendo en la Filiales DAIA del interior ¿no deberían realizar la registración de los incidentes que se producen en sus zonas de influencia?, es otra de las preguntas que nos hacemos.
Volviendo al caso específico de Samid debemos reconocer que concuerdan en gran manera con nuestra interpretación las expresiones manifestadas por Dr. Ariel Gelblung, director del Centro Simón Wiesenthal para América Latina: “Este antisemita consuetudinario aprovecha su situación para ir más allá de los límites civiles. Samid nunca pierde la ocasión para difundir el mensaje de odio”, pero teniendo en cuenta que Samid está purgando una condena, en su domicilio por motivos de salud, nos preguntamos si judicialmente no existe la manera de evitar que utilice las redes sociales para enviar mensajes antisemitas.