Al cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de Menájem Beguín (z´l), quien fuera el primer político israelí que logró firmar un Acuerdo de Paz con un Estado Árabe enemigo y, además, consiguió que previo a la firma del Tratado de Paz, uno de los iniciadores de la Guerra de Iom Kippur (1973), Anwar- el Sadat, visitará Israel y habló en el Parlamento (Knésset) donde lo invitó formalmente, al entonces ex primer ministro israelí a visitar El Cairo, hecho que le provocó la muerte a Sadat.

Revista La Luz publica una serie de notas relacionadas con las vivencias que generó en sus seguidores la obra de Beguín:

Se acerca el 9 de marzo, fecha en la que se cumplirán 29 años desde la partida física de Menachem Begin. Quien fue tal vez, el Estadista israelí más influyente en la actualidad, líder cuyo estilo de liderazgo y biografía poco ortodoxa ha legado innumerables lecciones para líderes juveniles en todo el mundo. En el día de hoy, veremos tres grandes lecciones que cualquier líder joven, y no tan joven, debería conocer.


Begin nació en la ciudad de Brest, bajo dominio zarista, en 1913. A los 16 años inició su temprano activismo sionista en la juventud betari polaca, camino que lo llevó a estudiar derecho en la universidad de Varsovia y, posteriormente, a organizar grupos de autodefensa judíos con el fin de enfrentar la creciente violencia de grupos filo nazis polacos.
Tras la invasión nazi a Polonia en 1939, Begin decidió trasladarse hacia el este, zona por entonces dominada por los soviéticos. Antes que ser encontrado y asesinado por los nazis, prefirió ser encontrado por la NKVD, la infame policía secreta estalinista que lo capturó por ser un dirigente sionista experimentado. Fue condenado a trabajar en campos de trabajo hasta que se unió al ejército del exilio polaco, que, tras la invasión de los nazis a la Unión Soviética en 1941, contó con el apoyo de la URSS para ampliar sus fuerzas reclutando luchadores de la resistencia polaca detenidos allí. Así, Begin se libró del gulag y evitó la muerte segura.


El Ejército Polaco en el exilio proporcionó a Begin la capacidad de combatir a los nazis directamente, y de recorrer la ruta “persa”, la cual atravesaba el ancho de la Unión Soviética, Persia e Iraq, para finalmente culminar en Eretz Israel. Patria que lo recibió desde sus humildes comienzos, cuando arribó con su uniforme militar polaco tras la larga travesía hasta convertirse en el emblemático líder del Irgun y, muchos años después, primer ministro.
Es aquí donde encontramos la primera gran lección que nos deja la historia de Begin: No importa de dónde venís, sino hacia dónde vas.


En distintos frentes de batalla, y bajo distintas banderas y uniformes, Begin siempre supo tener en claro su misión principal y última: la restitución de la patria judía en Eretz Israel. Sin perder su rumbo, Begin removió cielo y tierra para luchar, finalmente, bajo su propia bandera.


Esta lección es fundamental para cualquier líder joven, al cual le aparecen tanto desafíos como nuevos objetivos en su camino, tal vez, por momentos, nublando su visión, y confundiendo la dirección de su brújula. Para no perder el rumbo, a veces simplemente preguntarse cuál es el objetivo principal que lo llevó a comenzar su camino puede reorientarlo y llevarlo a reconectarse con su misión, para en última instancia alcanzar su fin.
En esta línea, incursionamos en su segunda gran lección, ejemplificada con una de las frases más emblemáticas de la historia judía mundial: “No soy un judío con las rodillas temblorosas, soy un judío con 3000 años de historia civilizada”.


Esta fue la célebre respuesta de Menachem Begin en 1982 al entonces senador Joe Biden, ahora presidente de los Estados unidos, como reacción a su amenaza de cortar la ayuda norteamericana a Israel mientras esta continuara con su política de incentivar el traslado de familias judías a Judea y Samaria: “No nos amenace con cortar su ayuda. No va a funcionar. Yo no soy un judío con las rodillas temblorosas. Yo soy un judío orgulloso con 3700 años de historia civilizada. Nadie vino a nuestro rescate cuando estábamos muriendo en los hornos y cámaras de gas. Nadie vino a rescatarnos cuando estábamos luchando por crear nuestro país. Pagamos por ello, combatimos por ello, morimos por eso. Vamos a plantarnos junto a nuestros principios. Vamos a defenderlos. Y cuando sea necesario, moriremos por ellos nuevamente, con o sin vuestra ayuda”


Salvaguardando las distancias, este escenario suele ocurrir entre jóvenes dirigentes y antiguos dirigentes, donde los jóvenes dirigentes intentan alterar el status quo de una organización o una situación con soluciones poco ortodoxas, siendo frecuentemente enfrentados por dirigentes con más poder y trayectoria que ellos, donde al tener más poder, influencia y dinero, pueden “amenazarlos” con cortarles su ayuda en caso de no querer hacer las cosas a su manera.
Probablemente, Menachem Begin, aconsejaría al joven líder a seguir su instinto y no sucumbir a las amenazas de un tercero, ya que, en definitiva, la única persona necesaria para progresar es uno mismo.


Poodemos encontrar una tercera gran lección de Beguín cuando este ejercía el cargo de primer ministro en 1979, y firmó el primer autentico Tratado de Paz de Israel con un país vecino.


Pocos hubiesen creído que el mítico líder del Irgun estaba destinado a marcar un hito sin precedentes en la historia de Israel relacionado con un proceso de paz. Sin embargo, fue Begin quien finalmente logró sentarse junto a Anwar el-Sadat en la Knésset y firmar uno de los Tratados de Paz más importantes en la historia de Israel.
Esto enseña que un joven líder no debe permitir que se le encasillen estereotipos o comportamientos por su edad, organización a la que representa, personalidad o incluso actitudes del pasado. Sí está verdaderamente empeñado en cometer su fin, va a lograrlo más allá de las etiquetas, las amenazas, las banderas o los obstáculos que se le impongan en el camino.


En conclusión, la biografía de Menachem Beguín puede proporcionar a muchos jóvenes la inspiración para plantearse buenas preguntas acerca de sus propios caminos y objetivos, conduciendo a que sean mejores líderes.

Por Uriel Ruetter, javer “Betar Argentina”

Las opiniones expresadas en esta nota son de exclusividad del autor.

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