
Estimados iluminados lectores, la realidad en más de una oportunidad supera la más febril imaginación.
Hace dos domingos, cuando había enviado mi anterior nota a la redacción, uno de mis cuñados, el que vive en Bélgica, llamó a la Roite y le dijo que tenía que viajar si o sí a Estados Unidos pues había surgido un problema, y los cuatro hermanos tenían que reunirse en la oficina del broker en Miami donde los controles eran menos estrictos, y que ya le habían enviado el pasaje para viajar el martes a la noche.
El lunes se hizo el hisopado, y el miércoles a la mañana se reunió con sus hermanos en un hotel Marriot Residence In, ubicado en Aventura, así que me quede solo por una semana pues el martes siguiente ya estaba de regreso.
Lo que no puede averiguar fue el motivo por el cual tuvieran que estar los cuatro juntos, pues sólo lo hicieron un par de veces desde que Motge, el que vive en Otawa, se hizo cargo de administrar los bienes familiares, todavía en vida de mi suegro, y la verdad es que a mí nunca me participaron de las decisiones económicas que vienen tomando, y como por suerte no las necesitamos para vivir, tampoco pregunto, y yo la pase bomba.
La verdad que aproveche, pese al calor primero y la lluvia del viernes y del sábado después para ir a tomar café a la confitería que está frente al sanatorio en la Avenida Córdoba todos los días menos Shabat, por lógica, fui dos veces al supermercado, no para comprar sino para mirar los precios y asombrarme, y también fui a cenar dos veces, una en la pizzería de San Luis y otra en un negocio de pastas en la calle Azcuénaga, que no conocía, siempre con dos barbijos y la mascarilla transparente.
Desde Miami, la Roite me llamaba todas las tardecitas, cuando los hermanos iban a rezar al Beit Jabad cercano. Según me contaba en dos días habían solucionado los problemas financieros y habían decidió viajar después de Shabat de regreso cada uno a su país.
Dos de sus hermanos, el de Bélgica y el de Canadá viajaron el domingo a la noche, ella recién pudo hacerlo el lunes y Jaim, el que vive en Bnei Brak, se tuvo que quedar varios días más porque estaba cerrado el aeropuerto Ben Gurión.
La Roiter volvió agotada, y muy preocupada tanto por las cosas que escucho en Miami sobre la evolución de la pandemia en todo el mundo, y la falta de cuidados que le tocó ver en Miami, como por un hecho antisemita que ocurrió en la provincia de Córdoba, que según ella fue cubierto no sólo por los medios comunitarios judíos, sino también por algunos israelíes, y quería saber cómo seguía el tema
Le conté que yo me había enterado leyendo la versión virtual de un medio no comunitario, que luego leí los comunicados de la filial de DAIA de Córdoba y de la DAIA central, y que uno o dos días después habían detenido a los agresores.
Ella no estuvo conforme con lo que yo le dije, y llamó a una de sus amigas haredim que normalmente veraneaba en la zona donde se produjo el incidente antisemita y le preguntó. La respuesta que recibió fue similar a la información que yo le había dado, y tampoco la conformó, pero a mí no me volvió a hablar sobre el tema.
Cuando le pregunté sobre el viaje, y que habían hablado los hermanos me contestó que otra vez no nos íbamos a reunir para Pesaj, y que como ya todos somos grandes les dolía, otro de los temas fue que puede llegar a pasar con la familia cuando pase la pandemia, y por último lo que para mí es más interesante, la situación social y política israelí.
Jaim y Berele, el de Amberes, estaban enojadísimos con los medios de prensa por la campaña en contra de los haredim, aunque reconocían que en ciertas ciudades y algunos barrios de Jerusalem la gran mayoría no se cuida, y que comparar a la policía israelí con los nazis es una exageración.
Los cuatro estuvieron de acuerdo en que el nuevo gobierno de los Estados Unidos genera más incógnitas que certezas, en especial por la cantidad de ex funcionarios del Gobierno de Obama.
Un tema en el que cada uno tuvo su propia postura fue sobre las próximas elecciones, si bien al igual que las encuestas, sostenían que Netanyahu sería el que conseguiría la mayor cantidad de votos, no se pudieron de acuerdo si podría o no formar gobierno.
Motge, el que vive en Otawa, además de ser simpatizante de lo que en un momento había sido la Mizrahi, está relacionado laboralmente con el gobierno israelí, quería convencerla a la Roite que dejara de lado su ideología jabotiskyana beguiniana y apoyara a don Guideon, un hombre joven que decidió enfrentar a Biby porque dice que le está haciendo mal al país.
Jaim y Berele están bien definidos como aguderos y se oponían a todo lo que tuviera que ver con lo que acá llamaríamos pluralismo religioso.
En lo que todos estaban de acuerdo, según la Roite, es que los políticos decían una cosa y luego hacían otra, por eso fue una suerte que yo no tuviera que viajar, pues como ajedrecista, fracasado pero ajedrecista al fin, les hubiera planteado que quizás vuelve a haber tablas y alguno de los que dicen que con don Biby no, terminen siendo la pata que le permita formar nuevamente gobierno; y eso a ninguno le hubiera gustado escuchar.
Pero sobre lo que puede llegar a pasar luego del 23 de marzo, hablaremos en la próxima, por el momento sólo puedo decirles que la cantidad de listas electorales que se presentaron fueron 39, que de acuerdo a los “analistas israelíes especializados” sólo13 listas pueden superar el 3,25% de los votos y tener representación en la Knesset, y que las últimas encuestas siguen indicando que la primera minoría le correspondería al Likud y la segunda a Iesh Atid, que lidera Yair Lapid, con aproximadamente el 25% y el 15% de los cargos a elegirse respectivamente.