
La luz que está dentro de cada uno
(atribuido al Rab Kuk)
Es necesario
que cada hombre sepa y comprenda
que dentro suyo hay una vela encendida
y que su vela es distinta a la de los demás.
Y que no existe quien no la tenga.
Es necesario
que cada hombre sepa y comprenda
que a él le corresponde trabajar para descubrir
la luz que está dentro de cada uno,
para encender con todas una gran antorcha
y así iluminar al mundo entero.
Porque siempre que la vela se mantenga ardiendo,
la reparación será posible.
Januca. Una fiesta que nos junta alrededor de la luz.
Y si hay luz hay oscuridad. La luz viene a iluminar aquello que está oscuro.
En januca iluminamos cada día un poco, cada día encendemos una vela, cada día ponemos un poco de luz sobre aquello que queremos iluminar. El Templo no se limpió en un día. El aceite debió durar ocho días. Lo que debemos limpiar requiere de paciencia y tiempo. De dedicación. No sucede de un momento a otro. Ocho días. Y es por eso que vamos iluminando nuestra casa, cada día un poco más. Hasta que el último día, el octavo, nuestra casa se llena de luz y desde nuestra ventana le mostramos al mundo cuan iluminados estamos. Acá habitan judíos, acá habita una familia judía.
Januca, una hermosa fiesta familiar que se gesta en el seno de una familia judía, la familia de los macabeos, los macabim que reunidos defienden la identidad y que todos los años, nosotros, reunidos alrededor de la janukiá la iluminamos.
Cada uno de nosotros está compuesto de luces y sombras; pero fundamentalmente cada uno de nosotros tiene luz y descubrir esa luz es lo que nos hace crecer, ya que con ella y gracias a ella podemos iluminar aquello que necesitamos modificar y cambiar. ¿Para qué? Simplemente para ser mejores seres humanos y más felices.
Mi luz… más la tuya… y la tuya… y la otra… y la de más allá… hacen de este mundo un mundo mucho mejor.
Busquemos nuestra luz, iluminemos el mundo y vivamos en paz.