Uriel Ruetter, un joven lector de Revista La Luz, nos envío la siguiente nota:

Mientras se delibera el “Acuerdo del Siglo” en el territorio Israelí, el liderazgo de la Autoridad Palestina entra en jaque, los grupos terroristas presionan por un conflicto mayor y los palestinos se debaten quien realmente los representa.
El emblemático héroe militar israelí Moshe Dayan, quien fue ministro de Defensa durante la guerra de los 6 días, y acompaño al Rabino Goren al Kotel recién liberado de las tropas Jordanas en la guerra de 1967; años después, como ministro de Relaciones Exteriores aludió a la cuestión de si era posible la entrega de esas tierras recuperadas a cambio de paz, a lo cual respondió: “Si quieres hacer la paz, no lo hables con tu amigo, háblalo con tu enemigo” (1977)
43 años después de aquella entrevista, nos encontramos ante el discutido “Acuerdo del Siglo” del Presidente Norteamericano, Donald Trump. Acuerdo que busca una división territorial precisa para el establecimiento de un Estado Palestino, con la condición que ese nuevo país no promocione actividades terroristas contra Israel.
El acuerdo fue rechazado por la Autoridad Palestina, no por impericias de la dirigencia Israelí o del plan mismo (es el más ambicioso en décadas para la situación en Judea y Samaria). El problema fue que el primer paso para realizar un acuerdo es tener con quien hacerlo, lo cual no es nada sencillo de lograr con los mandatarios palestinos actuales.
En los tiempos de Dayan, la representación de los palestinos era indiscutida y monopolizada por Yasir Arafat, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina.
Luego de la muerte de Arafat en noviembre del 2004, a sus 75 años, al no dejar una estructura política clara y eficaz, el movimiento palestino implosióno, el cual al ya estar fraccionado se dividió aun más. Por un lado, estaban los seguidores de Arafat que intentaban mantener el control de la capital Ramallah y sus zonas aledañas, junto al mantenimiento del reconocimiento Internacional y que luego de los Acuerdos de Oslo al crearse la Autoridad Palestina junto a los dirigentes de la OLP, mantuvieron un discurso más moderado y conciliador que las demás facciones. Mientras que por otro lado tomo fuerzas el Hamas, grupo que intentaba tomar el control del liderazgo palestino por medio de la fuerza, la intimidación y el terrorismo, tanto hacia Israel como hacia el partido político gobernante de la Autoridad Palestina, el Fatah.
En 2005, Israel se retiro de Gaza y le cedió el territorio a la AP, la cual no tardo en perder el control del enclave al ser atacada en un golpe de Estado por el movimiento abiertamente terrorista de Hamas, el cual catalogo al Fatah como “negociador” y “débil” en 2007 logrando expulsar y asesinar a 165 oficiales claves de la AP que administraban el territorio costero de Gaza.
A partir de este momento, Fatah se vio presionada de ambos lados, por un lado debía mostrarse lo suficientemente fuerte y capaz de exigirle a Israel un Estado para legitimarse a los ojos de los palestinos más moderados que buscan el establecimiento de un Estado Palestino manteniendo la existencia de Israel, y por otro lado debía cuidarse de un nuevo golpe del Hamas, además de tener que evitar recurrir a los métodos terroristas de Hamas para negociar con Israel, perdiendo popularidad entre los palestinos más combativos.
Como si fuera poco, la Jihad Islámica Palestina (JIP) que en los últimos años se refundo como proxy Iraní, aparecio como un nuevo actor en la dirigencia palestina; siendo aun más extremista que Hamas. Presionando constantemente a las autoridades palestinas para que sigan atacando a Israel y al Hamas para que esta evite alcanzar acuerdos de alto al fuego con Israel, amenazándola con apropiarse de su base partidaria combatiente.
En conclusión, la importancia de un liderazgo legitimo, creíble y estable palestino es fundamental para el proceso de paz. Condiciones que el actual Presidente de la AP y líder del partido Fatah, Mahmud Abás, no reúne.
De no ser así, Israel jamás se arriesgaría a firmar un tratado que restrinja su propia capacidad de maniobra y amenace su propia seguridad. Ya su iniciativa para la construcción de un Estado palestino en Gaza entregándosela al Fatah fracaso cuando se involucro Hamas, y la franja término en manos del violento grupo terrorista que la utiliza como sitio de lanzamiento de misiles para hostigar a las ciudades civiles sureñas Israelíes.
El acuerdo del siglo es una posibilidad de llegar a la construcción de un acuerdo de paz entre el Estado de Israel y los palestinos, para que esto suceda, los palestinos deben organizarse eliminando al terrorismo de sus filas, eligiendo un liderazgo fuerte y respetado.

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