
Estimados iluminados lectores, luego de haber disfrutado Pesaj en cuarentena, comiendo al desayunar y merendar matze con manteca y sal, o con dulce de leche los ocho días; escuchando y leyendo cientos de análisis sobre el coronavirus; y preguntándome cuánto durará este encierro forzoso, tengo que reconocerles que estoy muy apesadumbrado, por lo que tratare de no trasmitirles pena a ustedes, que me imagino que también no la deben estar pasando muy bien.
Mi pesadumbre, seguramente, está motivada por temas muy diferentes a los de la mayoría de los habitantes de este querido país, de los cuales solo me voy a referir a cuatro.
El primero es que desde hace casi un mes y medio, desde que regresamos con Eleonora, la Roiter, a Buenos Aires, que no juego, mejor dicho no pierdo, ni una sola partida de ajedrez con Abelardo.
El segundo, no menos importante, es que debido a la pandemia y sus efectos se suspendieron las elecciones de AMIA, y se terminó por el momento la campaña electoral de las tres listas, si bien don Alejandro ha efectuado algunos aportes a futuro, por ejemplo al ofrecer su vasta experiencia para enfrentar crisis y también aparentemente intentar darles consejos a la conducción de la AMIA sobre como tenía que actuar para hacer frente a los requerimientos y necesidades de la población que asiste el Departamento de Acción Social y los numerosos nuevos casos que surgen a partir de la pandemia y la consecuente cuarentena. Días después Don Ariel le respondió con una carta pública donde detalla lo que la AMIA implementó para hacer frente a la actual situación, realmente muy completa, pero ¿era necesario ese intercambio de opiniones en momentos tan complicados para todos?.
El tercero, tener que compartir la PC con la Roiter,esto por suerte ya solucionado, hace unos pocos días porque don Uri nos prestó otra, ya que ambos la queríamos utilizar durante casi todo el día.
La situación política y social israelí, es la cuarta pesadumbre, pues se han continuado produciendo hechos inimaginables, pero previsibles, que más adelante intentaré desentrañar.
Desde que dejé mis ocupaciones laborales, sólo me ocupo que los inquilinos paguen, tema que se está convirtiendo en muy problemático estos días, pero la Roiter tiene reservas. Jugar ajedrez con Abelardo no sólo me permite disfrutar de mi pasión deportiva, aunque pierda 9 de cada 10 partidas, sino que me brinda la oportunidad de que él, escuche mis opiniones y me las critique, lo cual no me molesta, todo lo contrario, pues me permite dar cuenta de lo bien que analizo lo que pasa en la comunidad, en Israel, en el fútbol y del país convinimos no hablar para no pelearnos, y actualmente ese intercambio no lo tengo. Se preguntarán por qué no lo llamo por teléfono para hablar y jugar partidas a la distancia. Abelardo odia los celulares, y la mujer en la casa no lo deja usar el teléfono de línea más de 5 minutos, es un dominado que se desquita ganándome 9 de cada 10 partidas.
Que se suspendieran las elecciones de la AMIA es algo lógico, y que se deje de hacer propaganda electoral también, actualmente los esfuerzos de toda la dirigencia comunitaria, cada cual en su nivel, debe estar dedicada a sostener su institución y colaborar en ayudar a los miembros de la comunidad que están afectados por la enfermedad como por las medidas que se han tomado para tratar de que su difusión, y contagio sea el menor posible.
Debemos ponderar la manera en que las instituciones han instrumentado todo tipo de actividades utilizando zoom y otras plataformas, lo que permite que miles de miembros de la comunidad participen de charlas, cursos, conferencias, debates, etc. y de esa manera ocupemos nuestro tiempo.
Lo que me sorprendió, siguiendo el orden de los temas enunciados, y que mencioné en mi comunicación pasada, es la manera en que Eleonora usa la PC y habla por teléfono a la vez. Cuando todavía no nos habían prestado otra PC, la escuché referirse a la pandemia y a lo que los diversos países están haciendo para combatirla, y la verdad que en más de una oportunidad estaba más al tanto que yo, que me la pasaba leyendo los diarios – por Internet – y por ejemplo no me había enterado que parece que las autoridades chinas no informaron a su debido tiempo lo que, la Roiter, hace varias semanas que se lo comentaba con sus amigas y parientes.
Una de las cosas que me preocupan, además de cuándo podremos, los de riesgo, volver a sentarnos en una confitería a tomar un café y leer el diario y cómo se reconstruirá la economía, pues si no se reconstruye cómo nos van a pagar los inquilinos. A la Roiter eso no le preocupa, y me dice cuando yo le comento mi inquietud que si sobrevivimos al “Rodrigazo” y al “2001-2002”, y de alguna manera llegamos al 2020, también pasaremos esta crisis. Posiblemente tenga razón, pero a nuestra edad tendremos la fuerza necesaria, le pregunto y me contesta: ya veremos, y cambia el tema, me habla de sus hermanos, de los sobrinos, otros parientes y amigas que extraña, y que no sabe cuando los volverá a ver. De las que jamás dice una palabra es de las cuñadas, si bien con ellas también habla por teléfono ni les pregunta a los hermanos como está su mujer o a los sobrinos como está la madre, y si le digo algo, además de molestase (enojarse) me dice casi a los gritos “si les pasa algo me lo van a decir sin que se los pregunte”.
Cuando hace un tiempo se lo comente al psicogeriatra, que consulto cada tanto, me explicó que lo mío no era un interés por el estado mis concuñadas sino era una manera de molestar a Eleonora.
Ustedes, estimados iluminados lectores en cuarentena dirán que estoy iberbutl, pues cómo puedo afirmar que en la política israelí se producen hechos inimaginables, pero previsibles, pues si uno no los puede imaginar, cómo puede preverlos. Eso es así en todos lados, menos en Eretz Israel.
Quién puede imaginarse que a quien se le encomendó formar gobierno y consecuentemente ser primer ministro negocie con su oponente y acepte compartir con este el cargo y que sea el primero en ocuparlo. Gantz fue el encomendado por el presidente Rivlin, negoció con Netanyahu, y llegaron a un preacuerdo de que el gobierno duraría tres años y que cada uno de ellos sería primer ministro 18 meses; Netanyahu primero y Gantz después.
Otro ejemplo: la ley establece que cuando el período de 28 días culmina, si el encomendado no logra formar gobierno, solicita un período adicional de 14 días, y si sigue sin conseguir el mínimo de 61 votos en la Kneset, el presidente le otorga el mandato al diputado que fue nominado en segundo término, y si este tampoco lo logra debe ser el plenario de la Kneset el que nomine a uno de sus miembros para que intente formar gobierno, y si no lo logra la Kneset se disuelve y se llama a elecciones.
Tradicionalmente así ha ocurrido, pero en esta oportunidad el presidente Rivlin asumió la responsabilidad de negarle a Gantz la prorroga, aduciendo que las conversaciones entre Gantz y Bibi no iban a concretarse en la firma de un acuerdo que posibilitara la formación de un gobierno. Como cuando ya estaba sobre el filo del vencimiento de los 28 días, le otorgó a Gantz 48 horas adicionales, que incluían el último día de Pesaj, y todos sabemos que no se logró el acuerdo. Quién podía imaginarse que el presidente de Israel tuviera una actitud políticamente activa cuando en todos lados se afirma que es un cargo protocolar. Gantz y sus partidarios pueden haber imaginado que cuando le tocara el turno de ser el Primer Ministro, Bibi buscaría la manera de impedirlo, pero no que el presidente del Estado de Israel le negara la prorroga que solicitó.
Estas son sólo tres ejemplo, de las muchos que hay inimaginables, pero que en Israel son previsibles debido a que la realidad es que la ciudadanía evidentemente está dividida en tres: los pro Bibi, que lo apoyan sin importarles si tiene acusaciones penales o no; los que son anti Bibi; y los que están cansados de que este, por ahora, virtual enfrentamiento entre los pro y los anti Bibi.
La noche en que finalizó Pesaj, unas 2.000 personas anti Bibi marcharon, distanciados entre sí, por calles de Tel Aviv, cuando había cuarentena. Seguramente que en algún momento harán los propio los pro Bibi. Y qué pasará si se encuentran, mejor no imaginarlo ni preverlo.
Por último, y antes de despedirme hasta mi próxima elucubración, tengo que manifestarles que en mis conversaciones con israelíes, tanto familiares, amigos como shlijim y diplomáticos, ninguno de ellos me dijo que se hubiera imaginado el 9 de marzo del año pasado, cuando se realizó la primera de esta serie de elecciones israelíes, que no se lograría formar gobierno, y son muchos los que ya están hablando de una probable cuarta elección.
Hoy, tenemos que decir que lo que ocurrió no era imaginable, pero con la realidad política que se vivía en el Estado de Israel a principios del 2019, era previsible que ocurriera lo que sucedió, porque el enfrentamiento entre los pro y anti Bibi, la famosa grieta, ya existía y había muchas cosas que varios líderes políticos no le podían “perdonar”, a Netanyahu, y que ciertos periodistas tampoco.
Los político,s que los hubiera tenido a su lado en un momento, y luego los desplazara, Liberman es un caso y Lapid otro, por mencionar solo dos.
Bibi tiene prensa pro y anti desde hace años, y lo acusan de favorecer a los pro, pero hay algo que para muchos debe ser imperdonable, aunque quizás nunca lo acepten, que Netanyahu haya ocupado el cargo de Primer Ministro más tiempo que Ben Gurión. Que alguien se oponga a Bibi por esto no es imaginable, pero conociéndonos es previsible.