
Después de siete meses vuelvo a caminar por las calles del Abasto y me siento en casa, si bien ahora vivo en Belgrano. Nos fuimos por tres semanas, como todos los años en víspera de Pesaj, y nos quedamos más de 200 días haciendo trámites en Nueva York, un crucero desde Miami en los ocho días de Pesaj, festejando el casamiento de un sobrino en Manchester, el bat de una sobrina en Copenhaguen y el brit de un sobrino nieto en París, hijos y nietos de los hermanos de Eleonora. También hicimos un tour por el Egeo y visitamos a parientes, amigos y relaciones comerciales en Eretz Israel (Tierra de Israel) en diversas visitas de 3 ó 5 días; y una muy corta estadía en Buenos Aires, en agosto.
Disfruto nuevamente el beiguel de salmón en ¡Oh Brodhers”, y el café que una rubia sirve en el bar frente a la Clínica Finocchieto, y estoy contento si bien mi estadía en el exterior no fue para nada negativa: participe en varios torneos rápidos de mi deporte favorito (el ajedrez), y si bien la mayoría de las partidas las perdí, en tres torneos gane algunas partidas, y hasta uno a 10 minutos para cada principiante.
Ser el esposo de una mujer adinerada es cómodo y me brinda la oportunidad de viajar, pero creo que Eleonora exagera cuando dice “el dinero hay que disfrutarlo mientras el cuerpo lo permita, y a mis sobrinos, mis hermanos le dejarán más que suficiente para vivir”.
Volvimos hace unas semanas para votar y cómo nos invitaron a dos casamientos y a la cena de AMIA nos quedamos en Buenos Aires por lo menos hasta fin de año, desde donde nos iremos de vacaciones; a Eleonora le encanta Punta del Este y Miramar, a mí Mar del Plata y Villa Carlos Paz.
Gracias a la web y a Adalberto, que está enojado porque hace meses que no jugamos una una partida, estoy enterado de las novedades comunitarias, mientras que Carlos me puso al tanto de los intríngulis futboleros.
Como no podía ser de otra manera, Eleonora se demoró y llegamos al Hilton, a la cena de AMIA casi a las nueve de la noche, la cantidad de gente que participaba de la recepción impedía que pudieramos hacer otra cosa, pese a decirle “hola” a los conocidos y seguir caminando tratando de no llevarnos a otro invitado por delante.
A pesar de esa dificultad puedo contarles que a don Agustín lo saludaba mucha gente en un sector opuesto al lugar donde don Ariel, Darío y otros directivos se sacan las clásicas fotografías protocolares.
No puedo asegurarlo, pero me imagino que más de uno de los que saludaba a don Agustín, y por lo bajo le decían “tenías razón”, en febrero pasado exigían su renuncia.
También reconozco que muchos de los que hoy saludamos a don Ariel y sostenemos que no desentona, hace tres años nos preguntábamos si estaba para el cargo de vicepresidente primero.
Mientras Eleonora saludaba a sus conocidas, y por lo tanto no controlaba lo que yo comía o bebía en la recepción, pude comer algún canapé, y varios platos de pasta sirviéndome en varias de las islas calientes que había en el salón y también tomar un exquisito vino abocado, de procedencia italiana; esto es algo que no deben enterarse la diabetóloga y la cardióloga que me atienden, pero que seguro deducirán de mis análisis clínicos bimestrales
Adalberto, directivo del country al que concurrimos, estaba dialogando con el gobernador Manzur, y me lo presentó, una persona muy agradable que hablaba maravillas del Estado de Israel. En otro sector del salón me cruce con Alejandro, el candidato a presidente de “Una AMIA” para las próximas elecciones de la Kehila, a quien sólo pude saludar ya que dirigentes de esa nueva agrupación lo rodeaban.
Según me dijeron, estuvo don Abraham, yo no lo ví, a los que sí distinguí a don Guillermo, acompañado por doña Ite, y a don Luis, al que me hubiera gustado preguntarle dos cosas, la primera porque eligieron que Alejandro sea el candidato a presidente, cuando nunca activó en los factores políticos internos de la AMIA y la segunda cual es la posición de “Una AMIA” con respecto a Israel, porque no leí ni escuché en ningún medio comunitario que durante el acto en el informaron que Alejandro es el candidato a presidente mencionaran cual sería la relación con el Estado de Israel.
Aclaro que si bien considero bueno el discurso que pronunció el presidente de la AMIA, Ariel Eichbaum, tampoco hizo una mención al estado judío
Reflexionando, me pregunto cuál es el sentido que los tres factores ideológicos sionistas que actualmente integran la Comisión Directiva de AMIA emitieran una especie de comunicado, un par de días antes de la cena, agrupándose bajo el nombre de “Somos AMIA”, donde resaltan su afiliación al movimiento sionista.
Decía más arriba que gané un torneo de ajedrez rápido para principiantes, les cuento que considero muy instructivo lo que me pasó, y desagradable para mi contrincante. Gracias a las partidas que juego con Adalberto tengo cierta rapidez para mover las piezas y colgarlas, eso me pasó en la octava partida, la final del torneo, con un hombre de unos 60 años, que cuando me di cuenta me había comido todas las piezas menos el rey, mientras él tenía su monarca acompañado de un alfil y un caballo, pero no conocía o no se acordaba cómo se da jaque mate con esas tres piezas, y pese a que tenía casi cinco minutos, tiempo más que suficiente, no logró acorralar a mi rey y se le cayó la aguja y perdió, es decir que teniendo la partida perdida la gane por tiempo, y de esa manera el torneo.
Ustedes saben, iluminados lectores amigos, que los rabinos cuando explican la Parashá de la Semana en el Shil, siempre utilizan por lo menos un cuento alegórico.
En el juego ciencia, conocer finales, en especial los básicos, es parte del aprendizaje que debe realizar todo aquel que desee jugar un torneo, y si bien no soy rabino ni nada parecido, tan solo JudeA, un jubilado del Abasto, creo que la manera en que gané la última partida y el torneo, si se lo interpreta alegóricamente, puede ser una anécdota instructiva para aquellos que decidan participar en la próxima elección de la AMIA. Y mientras yo los repaso, disfruto nuevamente un Beiguel.