
Sr. Director:
Este Iom Kipur, al ir al Templo, noté que dos de mis hijos no compartían conmigo la tefilá Kol Nidré. No estaban lejos, estaban en otro Templos cuidando de todos aquellos que deseaban ir a rezar.
Nos cuidaban y ahí tomé conciencia de algunas penurias que sufren los jóvenes que hacen bitajón, cuando piden documentos, hacen preguntas, revisan carteras o bolsos o simplemente no reconocen a alguna “autoridad” de nuestra querida Kehilá.
Soy una madre, como tantas otras, que el día de Iom Kipur y tantos otros no concurren con sus hijos a rezar; y no me quejo, y no me molesta la elección de mis hijos; ellos son libres de elegir cómo vivir su judaísmo.
Escribo estas líneas como agradecimiento a todos los jóvenes que pasan las fiestas: despiertos desde temprano, parados bajo el sol o la lluvia y encima soportando el enojo de todos aquellos que no entienden el por qué de su labor.
Antes de enojarte, antes de contestar de una manera no adecuada; te pido que pienses: hoy son mis hijos, mis sobrinos… mañana pueden ser los tuyos. Saludalos y agradecerles el trabajo que hacen.
Una madre orgullosa